México sigue sorprendiéndonos desde el punto de vista artístico y arquitectónico.

En Tulum, en la Península de Yucatán, uno de los destinos turísticos más importantes por sus ruinas mayas y sus maravillosas playas, el arquitecto Eduardo Neira fundó Azulik, un flamante complejo turístico compuesto por residencias ecológicas con vistas al mar y rodeadas de una exuberante vegetación. En este espacio paradisíaco, el arquitecto ha inaugurado recientemente el IK Lab, una galería de arte moderno cuya arquitectura es en sí misma una verdadera obra de arte. El proyecto nació tras un viaje a Tulum de Santiago Rumney Guggenheim, bisnieto de la famosa Peggy Guggenheim, durante el cual sugirió a la diseñadora Sterkel que abriera aquí un espacio expositivo.

Tres ramas forman la estructura irregular del techo que cubre todo el espacio expositivo, mientras que ramas más pequeñas se han dispuesto en diagonal, dejando huecos muy próximos entre sí para permitir que la luz se filtre. La luz, que también entra por ventanas de diversas formas y tamaños, ilumina una planta trepadora de bejuco que atraviesa la estructura de hormigón y madera, de suelo a techo.

El espacio inspira calidez y protección, un organismo natural que invita a los visitantes a comunicarse con él, como caminar sobre el pavimento ondulado que une el pasaje elevado que rodea la galería. Una experiencia esencial que ayuda a comprender cómo interactúan a la perfección los diferentes materiales: desde la superficie lisa del hormigón hasta la calidez rugosa de las superficies de madera.